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Informes a modo
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Por Martín de J. Takagui
Es época de informes de trabajo e informes legislativos, tanto presidentes municipales de diversas entidades del país, como alcaldes de la Ciudad de México, Gobernadores y hasta la presidenta del país, como los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, están obligados, por ley a informar a la ciudadanía, a sus electores y a quienes sirven, de sus actividades y los resultados que han dado a la población.
Los informes de labores, de los funcionarios intermedios como gobernadores, presidentes municipales y legisladores locales y federales, son considerados por la mayoría de la población como un pretexto para hacerse presentes en ciertos y determinados espacios de sus jurisdicciones, en donde los tratan bien y, en todo caso, en sus respectivos recintos.
En pláticas diversas con líderes sociales, colegas periodistas, dirigentes vecinales y con la gente en general, dediqué algunos días a preguntar qué opinan de los informes de actividades de los gobernantes y de los legisladores y las coincidencias son muchas, pero además devastadoras.
En su mayoría aseguran que son mentiras, que son el resultado de simulaciones y que no hay quien se interese por escuchar un informe de un presidente municipal, de un alcalde o de un diputado, pues consideran que nunca tienen algo nuevo para la población a la que están obligados a servir.
Por el contrario, aseguran que se trata de eventos en los que se invita a sus propios aduladores, a quienes le van a aplaudir, a sus amigos y familias, para informar o decir lo que les interesa, a mentir sobre los supuestos resultados de sus gestiones, pero sobre todo, ’se trata de eventos que solamente sirven para el lucimiento personal de quienes supuestamente están informando’.
Y no podía esperarse respuestas o comentarios contrarios, ya que debemos recordar que antaño, en los informes presidenciales, cuando el Presidente de la República en turno asistía ante el Congreso de la Unión a rendir sus informes anuales, se le consideraba al 1 de septiembre como el día del presidente a quien adulaban, homenajeaban.
Incluso, hay prácticas similares que siguen vigentes, como las reuniones y grandes fiestas que se organizan para alardear los supuestos gobiernos o gestiones exitosas, pero habría que ver el contenido de los informes, porque muchas veces se trata de expresiones políticas, que solamente sirven para ensalzar a quienes el informante quiere proyectar como sucesor.
Creo que sería muy útil, para el profesional y democrático ejercicio del poder, que los informes de gobierno se regulen, que su contenido realmente informe y a través de él, el informante rinda cuentas, porque la democracia no se limita al libre ejercicio del voto para que llegue al poder aquella persona que logró mayores simpatías de la población expresadas en las urnas.
La democracia es un conjunto de características en un gobierno, en donde se debe exigir, desde las acciones que realmente beneficien al gobierno, hasta las inversiones en programas y acciones de beneficio real para los gobernados.
En ese proceso, la rendición de cuentas es de la mayor importancia, incluso, debiera existir, en la misma ley que obliga a los gobernantes a informar, apartados legislativos, en donde se describa la forma en que debe presentarse los informes.
En esos formatos de informe se debieran incluir los objetivos de cada programa, sus acciones, y los resultados deberán ser medibles y comprobables, porque de otra manera, los informes de gobierno y legislativos, solamente sirven para la promoción personal y política de quienes los presentan.
Habría mayores beneficios si se legislara en la materia.
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