Columna Original y Copia


Mala memoria o novatez

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Noviembre 17, 2025 21:53 hrs.
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Por Martín de J. Takagui

Durante los gobiernos de la autollamada cuarta transformación en México el número de manifestaciones públicas se ha reducido considerablemente, si se compara con la recurrencia que se observaba en los sexenios anteriores y se trata ahora, casi en todas las ocasiones de movilizaciones sociales de marchas programadas, conmemorativas y por motivos recurrentes.

Desde que Andrés López Obrador era jefe de gobierno de la Ciudad de México las manifestaciones comenzaron a ser incomodas para su administración y, por ello, la memoria social debe recordarse, como aquella marcha de la luz, cuando la gente salió vestida de blanco para exigir seguridad y paz en las calles.

Desde entonces, López Obrador calificó el evento, como una manifestación de ’puros fifís’ que se reunieron para llevar adelante un supuesto ’compló’ en su contra y desde ahí, se dedicó a descalificar cualquier evento de protesta, pues se trataba de exigencias de solución para su gobierno.

Ya como presidente de la República, López Obrador descalificaba y criticaba, acusaba de infiltración en las manifestaciones hasta que surgió la llamada Marea Rosa que acompañó a Xóchitl Gálvez en su candidatura a la Presidencia de México y fue lo mismo, López los acusó de ser grupos de fifís que seguían comploteando en su contra.

Después de que López Obrador y sus grupos políticos dejaron de ser oposición, aunque sea en la Ciudad de México y luego a nivel nacional, las manifestaciones dejaron de ser tan recurrentes, pero empezaron a surgir los encapuchados, los supuestos anarquistas o anarcos, los embozados de negro.

En principio eran unos cuantos que comenzaron a caminar junto con los manifestantes y causaron destrozos y saqueos en edificios y comercios, principalmente en el Primer Cuadro de la Ciudad de México, que a través de los destrozos y la confrontación, pareciera que su objetivo era desvirtuar los objetivos de cada marcha o manifestación.

Para entonces marchas como la del 2 de octubre por la matanza del 68, el 8 de marzo por el Día de la Mujer, la del 26 de septiembre por los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, se convirtieron en manifestaciones violentas, en donde la policía permanecía, solamente como observador, sin intervenir, a pesar de que los actos de vandalismo y de saqueo eran realmente graves.

Una de sus primeras acciones de gobierno, como jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, anunció el 5 de diciembre de 2018 la desaparición del Cuerpo de Bomberos, y lo dijo ante toda la nación ante el Congreso de la Ciudad de México, con las siguientes palabras:

’Coincidimos, y lo hacemos por convicción, en lo que ha manifestado nuestro presidente de nunca utilizar a las fuerzas armadas para reprimir al pueblo, por ello y , en cumplimiento de una de las demandas del movimiento estudiantil de 1968, y en la facultad que me otorga como jefa de gobierno la Constitución Política de la Ciudad de México, he pedido al secretario de Seguridad Pública la desaparición definitiva del Cuerpo de Granaderos’.

Quizás ella en su novatez como gobernante quiso quedar bien con quienes aún vivían de aquél movimiento estudiantil de 1968, en el que sus padres participaron, pero a qué gobernante serio, se le puede ocurrir que no necesitara de un cuerpo de seguridad que ponga orden durante las movilizaciones masivas que pudieran salir de control.

Pero además ella dijo en aquella ocasión que era una demanda del Movimiento de 1968, cuando, en realidad, no fueron los granaderos los causantes de la masacre que se recuerda año con año en Tlatelolco, fue el mismísimo Ejército Mexicano el que perpetró aquellas acciones criminales.

El sábado pasado la represión que se observó en el Zócalo de la Ciudad de México, durante la manifestación de la Generación ’Z’ no necesitó de un Cuerpo de Granaderos, pero los resultados fueron los mismos o peores, porque esos policías golpearon sin ton ni son a jóvenes, hombres, mujeres, ancianos y literalmente los patearon hasta que se cansaron.

No se dieron a conocer las cifras del saldo de heridos ni si hubo detenidos. La Presidenta Claudia Sheinbaum y la jefa de Gobierno Clara Brugada, como el jefe de la Policías Pablo Vázquez son responsables del actuar de los uniformados.

La novatez gubernamental, la falta de estrategia y el irresponsable manejo de las fuerzas del orden generan la grave violación a los derechos humanos de las personas.

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