Alberto Estévez Arreola
El indigente mudo se encuentra en la basura un billete de 10 mil pesos, de pronto en su caminar ve a un hombre y un muñeco, " Tutino", platicar y se anima a comprarlo mostrando su billete. Lo compra al Ventrílocuo por los 10 mil pesos y lo engaña haciéndolo creer que es un niño, de madera que tiene vida y habla. El defraudador, de sentimientos, claro, que hace la voz del muñeco. Fue una gran producción en blanco y negro con tintes sentimentales que podría desifrarse, debatirse, en un buen Ensayo literario por su amplio contenido social, maravilloso con la idiosincracia mexicana presente. Ese es un ejemplo de docenas de ellos que bus dejó el buen maestro, fino, talentoso, pulcro en los escenarios.
Otro, es, donde Don Nacho López Tarso, es "Macario", un indígena que llega a conocer el mundo celestial donde es el final de una historia bien contada, bien trazada, espectacular en su contenido esotérico- religioso que marco a la gran Época del Cine Mexicano a nivel internacional. Ganó premios múltiples nacionales e internacionales.
López Tarso, quien murió en el hospital y aunque su hijo, determinaba, ayer en entrevista de Foro TV Televisa, que estaba no grave en su condición y eso es entendible, pero finalmente como dicen los histriones, "... el telón cayó".
Quien esto escribe en calidad de director de Comunicación Social de la Asociación Nacional de Actores (ANDA) pude conocerlo en una charla muy interesante pues era sabio en el tema de la actuación.
Ahora sí se fue un grande. Pregunto: Quienes serán los otros dos actores que seguirán la tradición según los indicios conocidos en tres muertes continúas de artistas. Aunque esto es subjetivo si ha sucedido, descanse en Paz.